En el contexto de la presentación  del Programa de uso de la Bicicleta impulsado por el Gobierno de Canelones  y el  Schneck Alas Rojas  de Santa Lucía en la Escuela Nº 31 Guyunusa, dialogamos con el  el Inspector Departamental de Primaria para Zona Oeste  Mario Ibarra. Se afirma que  era muy satisfactoria la oportunidad que brinda este equipo de ciclismo para integrar el deporte  a esta escuela. Indicó que asumía el debe que todavía no se ha podido saldar, de que las escuelas rurales no han sido favorecidas con profesores de Educación Física, ya que los que provee el Consejo de Educación Inicial  y Primaria se adjudican sólo a las escuelas urbanas.
En la Zona Oeste existen 47 escuelas rurales y a nivel de todo el departamento, compartiendo jurisdicciones con Atlántida y Pando, son alrededor de 100.
Preguntado sobre el baluarte que significan en la realidad actual las escuelas rurales, resaltó que por sobre todo significan un ejemplo por  su relación armónica con la comunidad, donde los maestros suelen radicarse y afianzarse en una escuela. El inspector Ibarra manifestó que todavía quedan casos de algunos maestros que viven en las escuelas y tantos más que viajan  día a día, muchas veces con sacrificio, pero todo produce un sentimiento de mucha identificación con la institución pública, los niños y las comunidades. Agregó que en la escuela rural se viven otros tiempos que permiten  que los vínculos con las familias tengan lugar en la propia dinámica de la escuela, ya que en la escuela urbana se viven otros tiempos y otras problemáticas,  con tiempos más acotados por haber doble turno y por consiguiente la cantidad de niños.   Además, las escuelas rurales, por su horario de 10 a 15.00  horas,  tienen comedor escolar, donde se busca que sea otro complemento del espacio educativo. En el comedor  también se enseñan hábitos de nutrición, modales, se enseña a compartir el almuerzo, un aprendizaje prioritario  que no debemos olvidar porque se aprende a convivir.
Ibarra afirma que muchas veces se corre el riesgo de que las relaciones se despersonalicen, pero que en las escuelas rurales se mantiene estar más cerca del propio alumno como de sus familias.  Es real que las escuelas rurales en todo el país van bajando su matrícula, si bien no es tan notoria en el área metropolitana y en especial el departamento de Canelones, aunque en los últimos años ha ido mermando. Además, en este departamento que aun tiene una importante población  rural, las redes de comunicación son mucho más fluidas y sus redes de transporte han ido aumentando, por lo que muchas veces las familias se desplacen a los centros urbanos, lo que también es comprensible porque sus integrantes buscan mejorar ingresos.  El impacto al norte del Río Negro en cuanto a la despoblación es mucho más grave y por lo tanto en las escuelas rurales, con factores multicausales donde seguramente los mayores sean el factor económico y social que influyen.
Como dato importante, el hecho de que en el oeste canario hayan  iniciado las clases unos 23.000 niños con 1.100 maestros y 129 profesores en 125 escuelas, remarca en el contexto país una importante población escolar para Canelones.
Compartiendo la espontánea alegría de los niños y sus padres en la Escuela 31, en medio de la casi desolada campaña, a pesar de no estar tan lejos de la ciudad, cuando se recibieran las bicicletas y sus implementos surgió el recuerdo de los ideales de grandes maestros   del Uruguay. Ya desde  hace años estos educadores visionaban  sobre alfabetización y educación popular    más vinculada a lo humano y en la formación más adaptada a cada comunidad,
Preguntado sobre grandes ideales de aquellos educadores como Agustín Ferreiro,  Ibarra reflexionó sobre dos referentes teóricos junto a Julio Castro, cuyas ideologías, prácticas y reflexiones, siguen iluminando la educación de nuestros días. Estos maestros fueron muy visionarios, por lo que sus trabajos y  teoría todavía siguen teniendo vigencia y que debería seguir siendo como un libro de cabecera de todos los maestros, sobre todo los de educación rural, aseveró.
*Agustín Ferreiro ocupó su primer cargo de maestro en el Sauce (Canelones) en 1914
Mantuvo desde sus comienzos ideas sobre la formación de escuelas granjas  que surgieron en un contexto de lucha y esperanza respecto al porvenir del campo uruguayo.  El maestro Ferreiro veía la necesidad de una escuela rural integrada al desarrollo agropecuario. En 1945 surgió la experiencia de una escuela granja en Colonia Italia, en San José. En ese mismo año C.N. de E.P.  aprueba el proyecto de escuelas granjas y se crea el departamento de escuelas granjas. Las escuelas se ubicaban en zonas de prestigio (una colonia agrícola) o en transformación o en zonas de rancherios.
En cuanto al rol docente Ferreriro, idealizaba a los que se convirtieran en verdadero laboratorios, funcionando como grupo solidario de apoyo y cooperación mutua, debido a que no existía preparación para el medio rural por parte de los institutos normales, además, con el rol social desde su origen, trabajando con la comunidad.
También el educador y periodista  Julio Castro fue el precursor, a nivel nacional, de un pensamiento pedagógico de corte social, que situó a la Pedagogía en el escenario concreto de la sociedad y sus problemas. El análisis de las condiciones socioeconómicas y educativas de nuestra campaña, así como también de la realidad latinoamericana.

Y.S
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