Una idea de Alfredo Valdez Rodríguez

 

Suplemento de El Pueblo, este sitio, como todos,
es una excepción: mezcla de estilos, huída de la naturaleza al sucedáneo, y saber que esto es todo
lo que podemos esperar.
Ahora no me conocés


Ahora no me conoces de la edición anterior
Solución en enero, la foto es tan buena que va de nuevo.

La cosa más hermosa que podías ver era un barco,
la más preciosa, una librería.
Erri De Luca
La Madriguera presenta
Cash
«Después de que él graba una canción tuya tienes que encontrar otra razón para vivir» Tom Waits
Johnny Cash fue estrella del rock and roll, patriarca del folk, luminaria del country y figura de la música alternativa, todo sin variar su música, distinguida por sus interpretaciones lacónicas y los acompañamientos ascéticos. Tenía una presencia icónica, y cuando abría la boca, parecía que era América la que cantaba. Mejor dicho, por él cantaban los Estados Unidos de la soledad y el remordimiento, de la crueldad humana y las fuerzas de la naturaleza desatadas, de los amores obsesivos y la esperanza de redención.
Johnny Cash 26 de febrero de 1932 en Kingsland, Arkansas, Nashville, Tennessee, 12 de septiembre de 2003

 

Felix Montaldo
PERSONAS QUE ABRIERON CAMINOS NUEVOS
MARIA CURIE
Noviazgo con Pierre
Se conocieron en el apartamento del Profesor Kowalski donde éste le presentó a la persona que tal vez pudiera ayudarla en su búsqueda de un laboratorio para su trabajo con los aceros. Conversaron animadamente sobre temas científicos. A Pierre le sorprendió agradablemente encontrar una mujer joven y bonita que supiera manejarse tan bien en este terreno porque ya estaba perdiendo las esperanzas de encontrar alguien así para iniciar una relación. El interés fue recíproco de parte de María a quién le agradó «la expresión franca de su rostro y la leve muestra de distanciamiento que había en toda su actitud».
Se siguieron viendo con regularidad ya que Pierre le hizo lugar en su laboratorio para sus investigaciones. También se veían en la Sociedad Francesa de Física. Hasta que Pierre le habló de la posibilidad de verse a solas, ante lo cual ella lo invitó a su buhardilla. La relación se iba profundizando cada vez más. Cuando María viajó a Polonia en 1894 Pierre le enviaba carta tras carta donde le expresaba su deseo de estar juntos nuevamente y su temor de que no volviera a París.
Los sentimientos de Maria estaban divididos entre la idea de quedarse en su patria o regresar a París y dedicarse a la investigación científica junto con Pierre como este le aconsejaba en una de sus cartas donde le demostraba su amor:
«Nos hemos prometido ser por lo menos muy buenos amigos ¿o no? ¡Ojalá no cambies de idea! Dado que no nos ata ninguna promesa, ese tipo de cosas no se pueden imponer a la voluntad de nadie. Sería bueno que pasáramos nuestra vida juntos, y yo me animo a creer en eso, pasarla juntos, hipnotizados por nuestros sueños; tu sueño patriótico, nuestro sueño humanitario y nuestro sueño científico. De todos esos sueños, el último es el único legítimo, creo yo. Lo que quiero decir con eso es que no tenemos el poder de cambiar el orden social e incluso si lo tuviéramos… nunca estaríamos seguros de no estar haciendo más mal que bien… al retardar la inevitable evolución. Desde el punto de vista científico, por el contrario, podemos tener esperanzas de hacer algo concreto; en ese campo, la base es más sólida y cualquier descubrimiento que hagamos, aunque sea pequeño, será conocimiento adquirido…»
Finalmente María volvió en octubre a París y se instaló en una habitación del consultorio de su hermana Bronislawa. Pasaba la mayor parte de su tiempo en la Sorbona estudiando las propiedades magnéticas de los aceros. Mientras tanto Pierre continuaba con sus propuestas para conquistarla. La invitó a conocer a sus padres, a los que calificó de «personas exquisitas», en su casa de la localidad de Sceaux. María aceptó y, quedó encantada con el trato que le dispensaron; le produjo admiración la figura del padre: «sus bellos ojos de una claridad y un brillo sorprendentes para su edad avanzada [y que ] reflejaban bondad e inteligencia». Por otra parte la madre de Pierre le dijo a Bronia que había ido acompañando a su hermana: «No hay otra alma en el mundo que se parezca tanto a mi Pierre. No permitas que tu hermana vacile. Será más feliz con el que con ningún otro.»
María aún no decidida entre Varsovia y París, alentó a Pierre para que terminara su doctorado en la Sorbona que este estaba preparando sobre el tema «Las propiedades magnéticas de los cuerpos a diferentes temperaturas». Cuando ella escuchó la disertación que hizo su pretendiente ante los profesores de la universidad quedó muy emocionada a la vez que crecía su admiración por él: «Recuerdo [dijo] la simplicidad y la claridad de su exposición, la estima que se deducía de la actitud de los profesores y la conversación entre ellos y el candidato, [y] me pareció que ese día se estaba exaltando el pensamiento humano.» Después de obtener el doctorado, Pierre le pidió a María que se casaran y ella aceptó.

 

 

Omar Adi
HABLANDO DE UTOPIAS
Los pobres mortales necesitamos mojones, señaladores para vivir. Entonces hacemos terminar un año y comenzar otro cuando en verdad todo continúa, pero es más «humano» creer que todo comienza otra vez y que entonces será mejor que lo que pasó. Deseamos prosperidad y felicidad para quienes queremos sin analizar demasiado, simplemente deseando lo mejor desde el alma, siendo un poco niños o al menos un poco inocentes. Y está muy bien que así sea: hay algo del espíritu navideño habitándonos.
Y es ese niño que brinda ahora contigo para que se produzca el milagro de que en el año que viene se terminen la injusticia, la intolerancia, la necedad, el tanto tienes tanto vales, la estrechez de miras, el ego inflado con el propio inflador.
Cuando todo eso desaparezca, queremos creer que también desaparecerán el hambre, el dolor, la desesperanza.
Porque en nuestra utopía, la cabeza de quienes dirigen los destinos de todos estará mejor amueblada y entonces priorizarán al otro en lugar de a ellos mismos y así evitarán que mueran en las guerras los que nunca son tomados en cuenta: los niños inocentes.
Que un mundo mejor sea posible depende de quienes manejan los hilos pero también de nosotros si, un poco niños inocentes, nos negamos porfiadamente a ser marionetas.
Un abrazo a todos.

 

Rosina More
A veces los detalles cuentan historias de piel con la sutileza de un caracol en el patio. Otras, registran vaivenes de superficie. Quédate con la flor o al menos, no la arranques.

Rosina More
«Estoy de este lado siendo prudente,
me sucede cuando me siento un poco màs vieja
y no hay Rayuelas contigo.
Y sì suelto los pàjaros?
Nos iriamos por las curvas a recorrer el mundo florecido
como los enamorados en la piel latida.
Y sì te llamo y la palabra gira entre la boca y el oído como una danzarina encantada?
Y si apago la luz y no digo nada?
Y…Y…Y…… me olvido de mi.

 
Sr.R

«En la noche»
«Finalmente es la noche, bastante más que medianoche en la ciudad, Camina lento hacia ella que espera, no hay nadie en la calle, solo ella y él. El encuentro será como otras veces, pero no igual. Por un tiempo la soledad será decapitada por la secreta compañía. Avanzan, Se detienen, se miran, se besan y siguen. Finalmente las primeras luces del día anuncian que es momento de separarse. Entonces cada uno volverá a ser lo que es ….hasta el próximo encuentro.»
PD: Ya es más de medianoche, me tengo que ir. ¿Será verdad o ficción?

 

Rosina More
«Aquella luna calcinada a los pies del corazón cobarde. Cuantos tallos de margaritas deshojadas solo para confirmar una y otra vez el peso de Nada. Hoy: la misma y otra luna brillando,latiendo en el corazón de cualquier margarita. Todo en Nada. Nada en Todo»

 

Daniel Da Rosa
Serie Mínima
Algo no está bien
La noche prometía una cena exquisita en sabores y olores. Una cena romántica después de mucho sin verse, con un par de velas encendidas, champaña y flores. El beso del reencuentro fue encendido. Estuvieron un rato abrazados, sin decirse nada. Se miraron a los ojos, enternecidos por el momento y se sentaron en la mesa. Comenzaron a comer y solamente el ruido de los cubiertos delataba el silencio que habitaba en la casa. Dijo él que sería estupendo escuchar música mientras cenaban. Ella lo miró tiernamente y se levantó de su asiento para poner un disco de vinilo de música clásica. Volvió y pasó por la espalda de su amado, quién sintiera en la nuca una rara sensación. Bach con su «G Minor» comenzó a darle otra temperatura al ambiente. Ella le preguntó si le parecía bien el disco. Él le dijo que hubiese preferido la «Stravaganza» de Vivaldi. Ella golpeó con el soporte de la cuchara la mesa y su semblante se volvió agrio. Tú sabes que Bach es mi preferido -argumentó ella- y en el bien de nuestro reencuentro podrías concederme el honor de escucharlo mientras comemos. Pero querida dijo él, puedes quedarte con tu Bach que yo me voy con mi Vivaldi y se marchó de la casa, no sin antes de darle un golpe seco a la puerta. Ella, encendió un cigarrillo y se quedó un buen rato sentada, tomando su copa de champaña mientras escuchaba a Bach. Suspiró al terminar la música y se fue para la cocina. Cuando entró apenas pudo sostener los platos que llevaba y cayeron sobre el piso como un perfecto bing bang.

 

 

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